Generalidades
- La salud mental se refiere al amplio espectro de comportamientos y condiciones relacionadas con el bienestar mental y emocional que van desde afrontar los desafíos diarios de la vida hasta trastornos de salud conductual como la depresión, la ansiedad y otras afecciones psiquiátricas.
- La nutrición deficiente se ha relacionado con trastornos mentales debido al papel esencial de los nutrientes en el sistema neuroendocrino.
- Nutrientes como el triptófano, la vitamina B6, la vitamina B12, el ácido fólico, la fenilalanina, la tirosina, la histidina, la colina y el ácido glutámico son necesarios para la producción de neurotransmisores como la serotonina, la dopamina y la noradrenalina, que intervienen en la regulación del estado de ánimo, el apetito y la cognición.
- Una dieta deficiente que conlleva una ingesta inadecuada de nutrientes es un factor de riesgo para el desarrollo de trastornos de la salud conductual y, por consiguiente, es un objetivo para la prevención de estas enfermedades.
- Además, la corrección de las deficiencias nutricionales es importante en el manejo de los trastornos de la salud conductual.
- Existe una relación bidireccional: El bienestar mental promueve alimentación saludable, que a su vez refuerzan positivamente la salud mental en el futuro. Sin embargo, la ausencia de alimentación saludable conlleva una disminución del bienestar mental, lo que, a su vez, reduce los hábitos de vida saludables, en un círculo vicioso.
- Estudios científicos han mostrado que una mayor adherencia a patrones dietéticos saludables, con mayor contenido de alimentos vegetales en relación con los alimentos animales, se asociaba con un 23 % menos de probabilidades de padecer depresión.
- La reducción del riesgo de depresión esta asociada con patrones dietéticos que priorizan el consumo de mariscos, aceite de oliva, verduras, frutas y frutos secos.
Micronutrientes asociados con la salud mental
- Vitaminas B: el ácido fólico/folato, B6 y B12.
- Las deficiencias de vitamina B12 y folato provocan elevaciones en la homocisteína y niveles más bajos de S-adenosil metionina.
- La S-adenosil metionina es esencial en la síntesis de serotonina, dopamina y norepinefrina.
Se han documentado niveles más bajos de S-adenosil metionina en individuos deprimidos en comparación con los no deprimidos.
- El exceso de homocisteína también conduce a la producción de agentes neurotóxicos, que sobreactivan el receptor glutamatérgico (N-metil-daspartato) y están implicados en la depresión.
- La falta de exposición solar, así como una ingesta baja de vitamina D, provocan insuficiencia de vitamina D, con consecuencias para la salud mental.
- Los receptores de vitamina D ubicados en el cerebro se subestimulan cuando la vitamina D es insuficiente, lo que puede provocar síntomas depresivos.
- El magnesio participa en más de 300 procesos celulares, incluidos los sistemas de defensa inflamatoria.
- La insuficiencia de magnesio conduce a la hiperactividad de N-metil-D-aspartato y, como consecuencia, a síntomas depresivos, cambios neuroendocrinos, trastornos del sueño y aumento de la inflamación.
- Los niveles sanguíneos de magnesio son más bajos en adultos con depresión que en los participantes del estudio de control sin depresión.
- Aunque el papel del magnesio en la prevención de la depresión no está claro, es prudente asegurar una ingesta adecuada de magnesio con un patrón dietético saludable.
- El zinc es necesario para la actividad óptima de cientos de procesos intracelulares, y las deficiencias graves provocan trastornos neurológicos y síntomas comunes a los trastornos depresivos, como disfunción inmunitaria, irritabilidad, cambios de humor y deterioro cognitivo.
- Los mecanismos antidepresivos propuestos para el zinc incluyen la atenuación del N-metil-D-aspartato y la hiperactividad glutamatérgica, así como interacciones complejas con el sistema serotoninérgico y múltiples dianas intracelulares.
- En estudios científicos se han reportado niveles más bajos de zinc en personas con trastornos depresivos mayores.
Dieta Mediterránea
- Los estudios sugieren que la dieta mediterránea y otros patrones alimentarios saludables pueden ayudar a prevenir enfermedades depresivas y, potencialmente, a controlar la depresión.
- Esta dieta prioriza el consumo de mariscos, aceite de oliva, verduras, frutas, frutos secos, proteínas magras, cereales integrales y aceites vegetales.
- Limitan los alimentos bajos en nutrientes y de alto valor energético, ricos en azúcares añadidos y grasas saturadas, como las bebidas azucaradas, la repostería y los cereales refinados.
- Los patrones alimentarios saludables incluyen cantidades adecuadas de ácidos grasos esenciales n-3, vitamina B12, magnesio y zinc, necesarios para el funcionamiento fisiológico normal.
- Ciertas poblaciones pueden ser más vulnerables a la deficiencia de nutrientes y requerir suplementos para reponerlos (deficiencia de vitamina B12 en vegetarianos o veganos y personas mayores).
- Adoptar un patrón de alimentación saludable que cumpla con las recomendaciones dietéticas basadas en alimentos y los requerimientos nutricionales es importante para prevenir, retrasar la progresión o controlar los síntomas depresivos, así como para promover una salud mental óptima.
Prebióticos y probióticos
- Su influencia en la salud mental es bien reconocida debido al papel que desempeñan en la disminución de la permeabilidad de la barrera hematoencefálica, así como en la neuroinflamación.
- Estudios han demostrado que la suplementación con prebióticos reduce la capacidad de respuesta al estrés, la ansiedad y el comportamiento depresivo, además de aumentar la expresión del factor neurotrófico derivado del cerebro y mejorar la cognición, así como los patrones de sueño en pacientes con trastorno del espectro autista.
- La disbiosis de la mucosa intestinal se ha correlacionado con diversas enfermedades del sistema nervioso central e incluso se ha planteado que dicha desregulación incrementa el riesgo de desarrollar TDAH. Aunado a esto, se ha observado la presencia de recuentos más bajos de Bifidobacterium en individuos con Trastorno depresivo mayor y Alzheimer.
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